Se acercaba la Pascua y Jesús y los discípulos subieron a Jerusalén. La Pascua era un momento muy importante, porque el pueblo judío recordaba cómo Dios lo había liberado de Egipto.
Antes de llegar, Jesús les dijo:
-Necesito que me traigáis un burrito.
-¡Un burro! ¿Para qué lo querrá?
-No lo sé, pero vamos a buscarlo.
-¡Mira lo que hemos encontrado!
-¡Es perfecto! -sonrió Jesús-; pequeño, manso, humilde...Ahora, ya podemos seguir.
Y dando un salto, se subió encima: <<¡Alehop!>>.
Jesús entró en Jerusalén montado en aquel burrito.
Todo el mundo lo saludaba levantando palmas y cantando: <<Jesús es nuestro Rey. Su poder es la humildad y su riqueza, ser pequeño. Por eso le queremos, ¡Aleluya!¡Aleluya!>>.
Floriano, C.S., y Gubianas, V.: Mi Biblia infantil,
Proyecto Tanak, Laude/Edelvives, 2016
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